🌱 Cuando la motivación no aparece: comprenderla y aprender a cultivarla

La motivación suele presentarse como esa chispa que nos empuja a levantarnos, perseguir metas y mantener el esfuerzo. Sin embargo, muchas veces no aparece cuando más la necesitamos. Y en esos momentos es fácil caer en la frustración y pensar: “¿Qué me pasa? ¿Por qué no puedo empezar?”

La realidad es que la motivación no es un estado permanente, sino un proceso dinámico que depende de múltiples factores internos y externos. Comprenderla puede ayudarnos a dejar de esperarla pasivamente y aprender a cultivarla.

🔎 ¿Qué es realmente la motivación?

La motivación puede definirse como “los procesos que inician, guían y sostienen la conducta orientada hacia metas” (Ryan & Deci, 2000). Es decir, no solo se trata de sentir ganas, sino de la interacción entre nuestras necesidades, valores y el contexto.

De acuerdo con la Teoría de la Autodeterminación, existen dos grandes formas de motivación:

  • Intrínseca: surge del interés y disfrute propio de la actividad.

  • Extrínseca: proviene de factores externos, como recompensas o reconocimiento.

Ambas son válidas, pero la investigación muestra que la motivación intrínseca tiende a ser más duradera y satisfactoria (Deci & Ryan, 2017).

🌀 Por qué la motivación desaparece

No es raro sentirnos bloqueados incluso frente a metas importantes. Algunas razones pueden ser:

  • Sobrecarga emocional o estrés, que agotan la energía mental.

  • Expectativas poco realistas, que generan frustración antes de empezar.

  • Falta de conexión con los propios valores, lo que hace que la meta se sienta vacía.

Como señala Baumeister y Tierney (2012), la fuerza de voluntad y la motivación se comportan como un recurso que puede agotarse si no se gestiona adecuadamente.

🌟 Qué hacer cuando no tienes motivación

Esperar a que “lleguen las ganas” puede ser un error. La psicología conductual nos recuerda que la acción suele preceder a la motivación (Skinner, 1953). Es decir, primero damos un paso pequeño y, con ello, activamos el impulso para continuar.

Algunas estrategias prácticas son:

  1. Dividir las metas en pasos mínimos. En lugar de “escribir un ensayo”, proponerte “abrir el documento y escribir una oración”.

  2. Recordar tu propósito. Preguntarte “¿para qué estoy haciendo esto?” puede reconectar con valores personales.

  3. Diseñar rutinas. La disciplina y la estructura reducen la dependencia de la motivación momentánea.

  4. Celebrar pequeños logros. Reconocer avances refuerza la conducta y genera un círculo positivo.

La motivación no siempre aparece de manera espontánea, y eso no significa que algo esté mal contigo. Entenderla como un proceso dinámico, nutrido por valores, hábitos y acciones pequeñas, permite transformarla de un misterio inalcanzable en una herramienta que podemos cultivar.

Como escribió Viktor Frankl: “Quien tiene un porqué para vivir, puede soportar casi cualquier cómo” (Frankl, 1946/2015).

📚 Referencias

  • Baumeister, R. F., & Tierney, J. (2012). Willpower: Rediscovering the greatest human strength. New York: Penguin Press.

  • Deci, E. L., & Ryan, R. M. (2017). Self-determination theory: Basic psychological needs in motivation, development, and wellness. New York: Guilford Press.

  • Frankl, V. E. (2015). El hombre en busca de sentido (trad. J. L. López-Muñoz). Barcelona: Herder. (Trabajo original publicado en 1946).

  • Ryan, R. M., & Deci, E. L. (2000). Self-determination theory and the facilitation of intrinsic motivation, social development, and well-being. American Psychologist, 55(1), 68–78. https://doi.org/10.1037/0003-066X.55.1.68

  • Skinner, B. F. (1953). Science and human behavior. New York: Macmillan.

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